Sorrentino hace de la vejez una oda a la juventud
Michael Caine, Jane Fonda y Harvey Keitel protagonizan el agridulce drama sobre el paso del tiempo que compite por la Palma de Oro
Nada impide ser joven aunque se tengan 80 años de edad. Ese es el mensaje que da el cineasta italiano Paolo Sorrentino en su largometraje Youth, una oda a la vida y al paso del tiempo que presentó ayer en Cannes.
Michael Caine, Harvey Keitel y Jane Fonda protagonizan la cinta sobre unas personas que han tenido unas vidas plenas y ahora, en el ocaso de su existencia, quieren seguir haciendo las cosas a su manera.
Fred Ballinger (Caine) es un prestigioso director de orquesta y compositor retirado que no quiere volver a pisar los escenarios tras la ausencia de su mujer, a la que el mal de Alzheimer ha confinado a un sanatorio; Mick Boyle (Keitel) es un cineasta en crisis de creatividad que trata de terminar el guión de su última película; y Brenda Morel (Fonda) es la mujer que lo abandona por las teleseries, pues pagan mejor que el cine.
A ellos se suma Lena (Rachel Weisz), hija y ayudante de Fred, y Jimmy Tree (Paul Dano), otro huésped más del hotel balnerario de los Alpes suizos en el que Fred y Mick pasan sus vacaciones.
Con su particular visión estética del cine, Sorrentino junta música e imágenes como si se tratara de un ballet visual para hacer, desde la vejez y la decadencia, un canto a la juventud.
Ambientado en el viejo sanatorio para tuberculosos de Davos (Suiza) en el que el escritor alemán Thomas Mann escribió su obra maestra,La montaña mágica, el director destaca que su filme es muy optimista y una excelente ocasión para exorcizar el miedo al paso del tiempo, a envejecer, en definitiva, a morir física y mentalmente.
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