Tocando la eternidad
OSWALDO PULGAR PÉREZ | EL UNIVERSAL
jueves 7 de mayo de 2015 12:00 AM
Iban dos viejecitos por un "mall" de Miami agarrados de la mano como si fueran novios. Un transeúnte, al ver la escena tan inusual como valiosa, se detiene para felicitarlos por su exitoso y largo "noviazgo", inalterable a través de los años.
Cuál no sería su sorpresa cuando el viejecito le responde: -No es por amor que la tengo agarrada, sino porque, si la suelto, empieza a gastar dinero a diestra y siniestra, sin mi control.
Esta es una anécdota de la sociedad de consumo en la que estamos metidos, en la que el hombre, -creado para ser feliz-, tarde se da cuenta de que ha sido engañado.
Por eso, de vez en cuando, vale la pena detenernos y reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida: a dónde nos conduce, qué hay que corregir para llegar a puerto, etc. Este examen nos ayudará a ver mejor el camino, sobre todo si estamos al frente de una familia, pues se involucra a otros.
Y no es egoísmo soñar con la meta. Más bien, será un acicate que motive y sostenga el esfuerzo por conseguirla. Por eso, a quienes creen en Dios, les resulta muy sano pensar en el Cielo que les aguarda, si triunfan en el intento.
Gilbert Chesterton, escritor converso al cristianismo, contaba que, "a la edad de doce años era yo un pagano, y a los dieciocho era un completo agnóstico", pero se dio cuenta a tiempo:
"Lo que yo llamo mi temporada de locura, coincidió con un período de ir a la deriva y no hacer nada. Una época en la que alcancé la condición interior de anarquía moral, sumiéndome, cada vez más, en un suicidio espiritual. Supongo que mi caso era bastante corriente".
Y ese examen lo ayudó a cambiar: "La alegría, que era la pequeña publicidad del pagano, se convierte en el gigantesco secreto del cristiano". Nosotros también podemos intentarlo... ¿Por qué no?
opulgarprez6@gmail.com
Cuál no sería su sorpresa cuando el viejecito le responde: -No es por amor que la tengo agarrada, sino porque, si la suelto, empieza a gastar dinero a diestra y siniestra, sin mi control.
Esta es una anécdota de la sociedad de consumo en la que estamos metidos, en la que el hombre, -creado para ser feliz-, tarde se da cuenta de que ha sido engañado.
Por eso, de vez en cuando, vale la pena detenernos y reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida: a dónde nos conduce, qué hay que corregir para llegar a puerto, etc. Este examen nos ayudará a ver mejor el camino, sobre todo si estamos al frente de una familia, pues se involucra a otros.
Y no es egoísmo soñar con la meta. Más bien, será un acicate que motive y sostenga el esfuerzo por conseguirla. Por eso, a quienes creen en Dios, les resulta muy sano pensar en el Cielo que les aguarda, si triunfan en el intento.
Gilbert Chesterton, escritor converso al cristianismo, contaba que, "a la edad de doce años era yo un pagano, y a los dieciocho era un completo agnóstico", pero se dio cuenta a tiempo:
"Lo que yo llamo mi temporada de locura, coincidió con un período de ir a la deriva y no hacer nada. Una época en la que alcancé la condición interior de anarquía moral, sumiéndome, cada vez más, en un suicidio espiritual. Supongo que mi caso era bastante corriente".
Y ese examen lo ayudó a cambiar: "La alegría, que era la pequeña publicidad del pagano, se convierte en el gigantesco secreto del cristiano". Nosotros también podemos intentarlo... ¿Por qué no?
opulgarprez6@gmail.com
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