Una nueva belleza

Una nueva belleza
Una nueva belleza que sólo yo reconozco: la que brota de mi alma

martes, 16 de febrero de 2016

El insomnio crónico es más común entre las mujeres Los hombres sufren más de ronquidos y alteraciones respiratorias. Si los problemas persisten, es conveniente consultar al neurólogo.

imageRotate
Muchos factores alteran el sueño, como el exceso de medicinas (Cortesía Freeimages.com)
EL UNIVERSAL
lunes 15 de febrero de 2016  08:05 AM
El mal dormir puede obedecer a muchos factores. Pero, cuando es recurrente, puede tratarse de un trastorno de sueño, una condición médica que afecta el equilibrio del estado de reposo y que suele ser causado por eventos emocionales y físicos, o por el uso prolongado de medicamentos.

Según el neurólogo Claudio Cárdenas, el trastorno del sueño más frecuente es el insomnio, que se presenta entre 10 y 15% de las personas. Son muchos los tipos de desórdenes al dormir, por lo que se clasifican en grupos.

Cada entidad tiene una causa particular, existiendo algunos cuyo origen es genético, como la narcolepsia (exceso de sueño durante el día), o el insomnio familiar. Otros tipos pueden ser a consecuencia de problemas cardiopulmonares, como los trastornos respiratorios de tipo apnea obstructivas, cuando la respiración se detiene una y otra vez mientras se está durmiendo, o bien a raíz de lesiones en la sustancia blanca cerebral, conocidos también como los desórdenes del comportamiento nocturno.

Según la edad, cada grupo de personas tiene una mayor predisposición para presentar algún tipo de desorden al dormir en particular. Por ejemplo, en los niños es frecuente el insomnio conductual de la infancia, el sonambulismo y los terrores nocturnos, mientras que en los adolescentes es común el desorden de fase retrasada del sueño.

En los adultos del sexo masculino, los trastornos respiratorios y los ronquidos son los más frecuentes al dormir, a diferencia de las mujeres, quienes son más propensas al insomnio crónico. Por su parte, los adultos mayores presentan con mayor regularidad las parasomnias (un tipo de trastorno del comportamiento asociado al descanso, acompañado de movimientos oculares rápidos).

El especialista en neurología resaltó la importancia de respetar el área en donde se duerme, así como el horario que se dedique al descanso. Adicionalmente, se debe procurar el cumplimiento de los horarios de comida, no abusar de la cafeína luego de las cuatro de la tarde y evitar las alteraciones a estas rutinas en más de dos noches por semana.

Para el tratamiento del insomnio, existen también medicamentos hipnóticos, derivados de las benzodiazepinas, una amplia familia de sustancias con propiedades sedantes e hipnóticas, cuya acción permite la disminución del periodo de latencia del sueño y el aumento de la duración del mismo, preservando su profundidad y duración. A diferencia de otros medicamentos con propiedades hipnóticas, su degradación dentro del organismo es rápida.

Cárdenas acotó, que ante la sospecha de un trastorno de sueño, el paciente debe poner orden en sus hábitos de descanso e intentar mejorar la disciplina del mismo, para asegurarse que lo que le está ocurriendo no es producto de sus rutinas. Si a pesar de esto siguen los problemas, ha de consultar a un psiquiatra o neurológo, especialista en estas áreas, para de esta forma hacer un diagnóstico certero y poder establecer un tratamiento adecuado.

La teología del cuerpo (versión completa) Profundizando en el legado de Juan Pablo II

23 MAYO 2010 

ROMA, domingo, 23 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos laLectio magistralis pronunciada por el obispo Jean Laffitte, secretario del Consejo Pontificio para la Familia, en la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, el pasado 22 de abril.
* * *
El cuerpo humano y sus significados
Quisiera comenzar esta intervención mía con una primera observación sobre el título elegido: “Teología del cuerpo”. Verdaderamente la expresión es paradójica. El discurso sobre Dios,teo-logía, se refiere a la persona humana considerada en su totalidad y no sólo en una dimensión de su ser, aquí, el cuerpo. Por tanto, cuando se habla de teología del cuerpo, es necesario entender desde el principio en qué acepción se entiende la palabra cuerpo. Se trata de toda la persona humana, considerada en su dimensión corpórea. Hablamos así de un cuerpo animado, cuyos fenómenos pueden ser estudiados en el campo de varias ciencias: fisiología, anatomía, todos los sectores de las ciencias biomédicas. No es en este restringido sentido fisiológico como la palabra cuerpo debe ser entendida en nuestra perspectiva. De hecho, el cuerpo humano tiene otros significados. En la medida en que hace presente y visible a toda la persona humana, es portador de valores simbólicos: el cuerpo es la modalidad en la que la persona se hace presente. Cada persona se deja contemplar en su cuerpo; el cuerpo es único, singular, personal. Es ciertamente una realidad carnal. Con todo, está animado no de la forma en que un robot estaría animado por movimientos mecánicos y estereotipados, sino de un modo tal que será en seguida identificado como el cuerpo de esta persona precisa. En este sentido, todos los cuerpos son distintos, porque las personas son distintas.
Si nos queremos limitar a la antropología de San Pablo, como la encontramos expresada por ejemplo en la primera carta a los Tesalonicenses, donde el Apóstol se refiere al hombre “todo entero espíritu, alma y cuerpo” (1 Ts 5,23), vemos que una realidad invisible, indicada por los dos términos “alma” y “espíritu”, sobre los que diremos luego algo, se completa con un dato material, visible, expresado por la palabra “cuerpo”. Como lo hizo observar justamente Denis Biju-Duval (Biju-duval D.; La profondità del cuore. Tra psichico e spirituale (Prefacio de J. Laffitte), Effatà Editrice, Cantalupa (To) 2009, pp. 29-41).
], esta antropología no debe oponerse a la clásica distinción entre alma y cuerpo, más familiar a los espíritus occidentales. Según este autor, las dos antropologías (alma-cuerpo y espíritu-alma-cuerpo) han sido opuestas artificialmente, sustantivando los términos semíticos, expresados en la Biblia en forma de adjetivos: lo espiritual (pneumatikos), lo psíquico (psychikos). Las realidades espiritual y psíquica remiten a la interioridad del hombre, al corazón, lugar simbólico tanto de la decisión (espiritual) sea de los sentimientos y de la afectividad (psíquica). La interioridad del hombre se comprende sólo en la tensión con su exterioridad. La carne expresa lo que de algún modo sucede en el corazón del hombre. Esto es tan cierto que, para designar la realidad interior del hombre, se usan a menudo símbolos e imágenes inspiradas en la exterioridad (además del lenguaje espacial, como para el binomio interior-exterior, encontramos elementos orgánicos, el “corazón”, el “aire puro”, las “vísceras”, o incluso elementos naturales, hablando del corazón como de una “tierra fértil” o “estéril”, como de un templo”, de una casa, etc.).
Además de esta función de revelar algo escondido, el cuerpo tiene el papel de mediar entre el hombre y el mundo. Existe una cierta ambigüedad del cuerpo en la medida en que se encuentra por así decirlo a medio camino entre un objeto recibido (Körper) y un hecho asumido (Leib), entre, si queremos, el haber y el ser: “tengo” un cuerpo que me causa sufrimiento o placer, pero al mismo tiempo, “soy” un cuerpo, de forma que quien ataca o hiere mi cuerpo ataca o hiere a toda mi persona. Soy mi cuerpo. Mi cuerpo exige naturalmente respeto.
Me parece que las distinciones hechas ayudan a entender que la palabra “cuerpo” es una realidad compleja. Queda ahora algo que decir sobre el otro término de nuestro título, “teología”.
El cuerpo tiene un valor teológico por tres motivos fundamentales:
– El primero es el hecho de que ha sido querido por Dios y creado por él. Esta observación implica necesariamente que es portador de algunas finalidades intrínsecas.
– El segundo motivo es que Dios ha elegido el cuerpo humano como mediación para revelarse a los hombres: es el dato de la Encarnación. El Verbo se hizo carne.
– A estos dos elementos, Creación y Encarnación, debe añadirse un tercero, la Resurrección, que se refiere al destino final del cuerpo humano; es un dato que especifica la fe cristiana: la resurrección de los cuerpos. A pesar de su crecimiento, sus sufrimientos, su envejecimiento hasta la muerte, y su descomposición orgánica, el cuerpo humano está destinado a resucitar. En una visión de fe, este dato ha sido acreditado por el acontecimiento histórico fundamental que ha sido la resurrección de Jesús de entre los muertos. Es sobre la base d este acontecimiento que el cristiano cree verdaderamente que habrá una resurrección de los muertos; un acontecimiento fundamental para él y para todos los hombres, que serán integrados a la fuerza del Resucitado. Podríamos en otro lugar profundizar en el hecho de que la resurrección del cuerpo, lejos de ser una creencia irracional, se funda al contrario en la eminente coherencia de la fe, expresada en este campo por el destino común entre el cuerpo de cada bautizado y el cuerpo del Señor resucitado.
Es imposible fundar una “teología del cuerpo” sin integrar la certeza de la resurrección. Nos ayuda en este sentido el texto esencial d san Pablo en la primera carta a los Corintios: “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder (1 Cor 6, 13-14). En el contexto d una enseñanza sobre el uso equivocado y pecaminoso del cuerpo que es la fornicación, el Apóstol saca las consecuencias morales de esta forma: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él (1 Cor 6, 15-17). En verdad, para ser completos, deberíamos prolongar la lectura de san Pablo, en particular recordar estas dos ideas secundarias de que el cuerpo es “templo del Espíritu Santo”, y de que el hombre ya no se pertenece, desde el momento en que ha sido “comprado a caro precio por el Señor”. El caro precio ha sido el del Calvario, de la pasión y de la muerte de Jesús en el leño de la cruz.
Para resumir en pocas palabras estos fundamentos de la “Teología del cuerpo”, es necesario no olvidar ninguno de los elementos apenas evocados: creación del hombre por Dios y por tanto creación de su propio cuerpo, asunción del cuerpo humano del cuerpo humano por el Hijo eterno del Padre, resurrección de Jesús y resurrección de los hombres en su persona, presencia del Espíritu de Dios como en un templo, dando al cuerpo humano una dignidad excelsa.
Elementos estructurales de la teología del cuerpo de Juan Pablo II
Sólo desde esta perspectiva de la fe cristiana se puede comprender la teología del cuerpo de Juan Pablo II. Como se sabe, la teología del cuerpo designa el contenido de las 129 “Catequesis sobre el amor humano” que el Papa pronunció de 1979 a 1984, con motivo de las audiencias públicas del miércoles. Todos conocéis al menos una parte de estos textos que personalmente considero que constituyen una aportación fundamental al magisterio ordinario del pontífice polaco, y estoy convencido de que estamos sólo al inicio de su difusión.
La fecundidad de las Catequesis se debe al hecho de que no sólo integran el conjunto de la visión bíblica y magisterial tradicional de la Iglesia, algo que ya hemos tratado de mostrar brevemente al inicio de esta conversación, sino que además lo explicitan de una manera extraordinariamente original. La originalidad está en la manera de presentar el contenido de la fe sobre la persona humana, en el dinamismo propio del sujeto. De este modo, el auditor o el lector se siente personalmente comprometido en esta visión, que asume un carácter existencial intenso. Me parece que es una clave central para comprender la novedad de la aportación de Juan Pablo II.
a) el carácter concreto de la experiencia
Quisiera ofreceros ahora un primer criterio esencial de la teología del cuerpo según Juan Pablo II, pues le permite evitar desde el inicio todo riesgo de ideología: se trata de su concepto de experiencia. En vez de ser reducida a la observación de fenómenos científicamente observables, la experiencia del amor no descuida ninguna de las dimensiones de la existencia humana. Todos los elementos de la percepción humana y de los dinamismos volitivos del hombre están presentes, así como su capacidad para entrar en relación con Dios. La comunión de personas, según las Catequesis, no se contenta con la aportación del personalismo de Martin Buber o de Max Scheler, sino que le da su auténtico alcance trascendente, después de haber identificado la fuente en Dios: ser en comunión significa estar unidos a Dios, fuente y fin de toda comunión humana auténtica. La experiencia es una vivencia (Erlebnis), lo que significa desde esta perspectiva que Dios no es ajeno a la experiencia: el hombre y la mujer experimentan la presencia y la acción de Dios y Dios les da la capacidad para vivir una comunión de personas que se convierte en mediación de lo absoluto y camino hacia él. En este sentido, la comunión de personas es una vocación y permite a quien ama santificarse verdaderamente. En otras palabras, crecer en la comunión con Dios.
Quiero subrayar que el planteamiento de las Catequesis no es moralista o voluntarista, sino que se trata de una actitud auténticamente mística, en el sentido de que se concentra en el misterio imposible de aferrar de la unión entre Dios y el hombre, en el que se integra la relación nupcial hombre-mujer.
b) la soledad original
La primera parte de las Catequesis está dedicada a la clásica lectura de las dos narraciones de la creación del hombre y de la mujer en los primeros capítulos del libro del Génesis (1, 26-27). “Y dijo Dios: ‘Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra… Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó” (Génesis 1, 26-27). La segunda narración (Génesis 2, 18-25) muestra la creación de la mujer a partir de la costilla de Adán y la aceptación por parte de este último del don del creador: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”. El Papa no tiene miedo de ofrecer una lectura de carácter filosófico de estas fuentes tradicionales: utiliza un concepto normalmente psicológico, la soledad, y lo transforma en una realidad ontológica de creación. Nace así la genial expresión soledad originalque define el estado objetivo en el que fue creado el primer hombre, Adán, que se realiza plenamente en su humanidad, cuando se le ofrece una ayuda adecuada. La segunda narración presenta desde esta perspectiva al hombre bajo el aspecto de su objetividad.
La primera relación que experimenta el hombre es su relación con Dios que le ha creado directamente a partir de arcilla. De Dios recibe la orden de no probar el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por tanto, esta relación de dependencia fundamental de Dios da a entender la condición ética del hombre, que se encuentra por primera vez ante una opción moral: obedecer o desobedecer.
La soledad original explica la expectativa del hombre de esa ayuda adecuada, que permite integrar de manera coherente el deseo fundamental que siente el hombre de unirse con una mujer. De este modo se integra toda la dimensión del deseo y de su expresión sexual: de este modo, los dos forman una sola carne.
La soledad tiene dos significados esenciales: el hombre descubre que es diferente de todo el mundo que le rodea y experimenta el carácter específico de su ser en relación con todas las criaturas.
El segundo elemento afecta más de cerca a nuestro objetivo. Juan Pablo II se refiere a la relación hombre-mujer cuando habla desoledad original: el hombre experimenta sus propios límites, simbolizados por las fronteras naturales de su propio cuerpo. La contemplación del cuerpo de la mujer le introduce en una experiencia singular, la de la belleza del cuerpo. A través de esta mediación, que involucra a toda su naturaleza, experimenta de manera más fundamental aún la experiencia de la comunión. Como vemos, el cuerpo sirve también para descubrir, a través de la ambigüedad del deseo, la vocación profunda del hombre y de la mujer a la comunión.
c) la communio personarum
Otro ejemplo es el de la comunión de personas (communio personarum). La comunión representa también un dato de experiencia personal: estar en comunión con Dios, estar en comunión con el otro. La segunda originalidad de Juan Pablo II consiste en haber visto en la comunión de personas un dato creatural que ha sido perfectamente ilustrado por un texto del magisterio: Mulieris Dignitatem. Me refiero a los primeros números de la carta apostólica. Cito: “El hecho de que el ser humano, creado como hombre y mujer, sea imagen de Dios no significa solamente que cada uno de ellos individualmente es semejante a Dios como ser racional y libre; significa además que el hombre y la mujer, creados como «unidad de los dos» en su común humanidad, están llamados a vivir una comunión de amor y, de este modo, reflejar en el mundo la comunión de amor que se da en Dios, por la que las tres Personas se aman en el íntimo misterio de la única vida divina”. En este texto, en realidad, encontramos un eco de lo que Juan Pablo II había introducido en una de las Catequesis, ampliando de manera extraordinaria el concepto tradicional de imagen de Dios. Él había escrito con audacia que “el hombre no es tanto imagen de Dios en el momento de la soledad, sino más bien en el momento de la comunión. Desde el inicio, no era sólo una imagen en la que reflejaba la soledad de una Persona que gobierna el mundo, sino también y esencialmente una imagen de una comunión de Personas divina e inescrutable (Juan Pablo II, Catechesi XIXIbid., pp.91).
La implicación de esta visión permite a Juan Pablo II subrayar la complementariedad sexual, en la medida en la que expresa precisamente la comunión de personas como un dato original. La novedad absoluta de la Teología del Cuerpo, en este sentido, estriba en el hecho de que, en el acto creativo del hombre por parte de Dios, está inscrita la corporeidad del hombre y de la mujer como una llamada a la comunión.
Permitidme invitaros a meditar en la tendencia que se da hoy a abandonar el criterio absoluto de la comunión para comprender el verdadero sentido de la sexualidad; se da, de hecho, un lazo entre esta tendencia y la ideología actual, que consiste en descuidar la diversidad sexual con la negación explícita de la masculinidad y de la femineidad. Me refiero a la ideología delgender, que no tiene otra opción que reducir miserablemente el misterio de la sexualidad humana a un dato meramente cultural, que fundamentaría el carácter indiferenciado de las opciones de comportamiento en el campo sexual. Es interesante constatar que esta visión ideológica está acompañada por una falta de esperanza en la capacidad del hombre y de la mujer para vivir para siempre una comunión de personas en su forma conyugal, lo que supone respetar los caracteres esenciales de unidad e indisolubilidad.
d) el deseo y el descubrimiento de la dimensión esponsal del cuerpo
Antes hablaba de ambigüedad del deseo en el sentido de que, en su estructura, el deseo sexual, como lo demostrarán algunas Catequesis,implica al mismo tiempo una dimensión gratificante orientada a la dilatación del propio ser en la unión del hombre con la mujer, pero también un cierto pathos, un sufrimiento de quien experimenta que no puede darse a sí mismo la alegría que sólo la comunión con el otro (o la otra) puede suscitar.
La riqueza de este planteamiento me parece evidente. Constatamos que encuentra su origen en una larga contemplación por parte del filósofo Karol Wojtyla del fenómeno del amor, así como de su profundización en su manifestación conyugal en el misterio de la sexualidad. Una lectura de sus obras filosóficas y antropológicas, por ejemplo, “Amor y responsabilidad, persona y acto”, los numerosos artículos publicados en Polonia de los que contamos desde hace unos años con una traducción al italiano, manifiesta la influencia de varios autores pertenecientes a las corrientes fenomenológicas y personalistas. No es posible desarrollar aquí lo que el filósofo Karol Wojtyla debe a cada uno de estos autores de los que sólo podemos citar los principales: Edmund Husserl, Max Scheler, Edith Stein, Dietrich von Hildebrand.
El deseo manifiesta un valor inscrito en el cuerpo: su dimensión esponsal. El cuerpo está orientado al don de la persona. Según las palabras del Papa [Juan Pablo II, Catechesi XIV, XV e XVI, in Uomo e Donna lo creò, Catechesi sull’amore umano, Città Nuova Editrice-Libreria Editrice Vaticana, Roma 1985, pp 74- 83]: “el cuerpo expresa la femineidad a la masculinidad y viceversa la masculinidad a la femineidad, manifiesta la reciprocidad y la comunión de las personas. Precisamente en el amor, la persona se convierte en don. Juan Pablo II se inspira en la antropología desarrollada por la constitución pastoral Gaudium et Spes, según la cual, “el hombre como persona, creatura que Dios ha querido por sí misma, sólo puede encontrarse a sí mismo plenamente en el don de sí” (Ibid., p 80.).
El hombre puro de corazón descubre el significado esponsal del propio cuerpo orientado hacia el don de toda la persona y la recepción de toda la persona de la otra. El amor presupone este doble movimiento, en una reciprocidad del don que los dos cónyuges ofrecen de sí mismos al otro (otra). Esto implica que los dos estén unidos por la conciencia del significado del cuerpo. El respeto del significado del cuerpo determina un ethos del don, que permite integrar los diferentes dinamismos de la persona.
e) El lenguaje del cuerpo
Sabemos que el joven perito, en el Concilio Vaticano II, Karol Wojtyla, había participado en la reflexión y en los debates sobre lo que se convertiría en el contenido de la encíclica Humanae Vitae en 1968. La encíclica de Pablo VI dio pie a una contestación contra la enseñanza y la argumentación de la moral conyugal enseñada en ese texto. El arzobispo de Cracovia había comprendido que el corazón de la argumentación debía fundamentarse sobre la afirmación del carácter inseparable de las dos dimensiones del acto conyugal: unitiva y procreadora. Ya la constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II había desarrollado este análisis de la naturaleza del acto sexual, que debía reflejar el sentido completo de la entrega mutua y de la procreación humana. El acto conyugal posee una íntima estructura que debe ser respetada: es al mismo tiempo un acto de profunda unión entre los esposos y un acto que, en la medida en que está abierto a la vida, puede tener como consecuencia la venida a la existencia de una nueva persona humana. Este posible efecto no sólo depende de la voluntad de los esposos, como lo demuestra el hecho de que no todos los actos sexuales dan origen a la concepción. Esta observación nos ayuda a recordar que el verdadero artífice de la vida es Dios creador. Sin embargo, los esposos tienen el poder de hacerse disponibles a la eventual acogida de esta nueva vida, actuando de este modo como colaboradores del Creador. Por este motivo, se les llama procreadores. La transmisión de la vida es, por tanto, una forma de servicio. Las dos dimensiones del acto que une profundamente a los esposos no pueden separarse de un acto deliberado de los cónyuges. En su teología del cuerpo, Juan Pablo II recuerda que la Humanae Vitae hacía referencia a las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer. La íntima estructura del acto sexual es llamada por el Papa la verdad ontológica del acto. Ahora bien, los actos de los esposos deben expresar esta verdad. Los cónyuges la asumen al quedar abiertos a la transmisión de la vida; es una actitud interior que se hace posible gracias a la virtud de la castidad conyugal. El cuerpo humano es el medio de expresión de todo el hombre, de la persona que se revela a sí misma a través del lenguaje del cuerpo. Este lenguaje, dice Juan Pablo II, tiene un importante significado interpersonal, especialmente cuando se trata de las relaciones recíprocas entre el hombre y la mujer. El Papa añade, sin embargo, que en un determinado nivel el lenguaje del cuerpo debe expresar la verdad del sacramento. La participación en el designio eterno de amor de Dios le permite convertirse en una especie de profecía del cuerpo. Juan Pablo II trata de unir de este modo la dimensión sacramental del don de los esposos con la dimensión personalista. De este modo, nos encontramos ante una auténtica revelación del cuerpo que, en el acto conyugal, no sólo significa el amor sino también la posible fecundidad. No es lícito separar el significado unitivo del significado procreador porque tanto uno como otro pertenecen a la verdad del otro: uno se vive junto al otro y, en cierto sentido, el uno a través del otro. No puedo desarrollar aquí toda la fuerza de argumentos de la encíclica Humanae Vitae releída e interpretada por Juan Pablo II, ni las implicaciones éticas que afectan a la paternidad y a la maternidad responsables y al recurso a los métodos naturales para limitar los nacimientos, cuando hay motivos serios (iustae causae). Para Juan Pablo II, la malicia esencial del acto anticonceptivo, es decir, cuando es deliberadamente infértil, se debe al hecho de que viola el orden interior de la comunión conyugal.
f) El sacramento del cuerpo
La relación nupcial entre los cónyuges es el lugar de la presencia de Cristo. La reflexión de Juan Pablo II sobre la sexualidad siempre ha tenido una perspectiva cristológica. Cristo es fuente y modelo de las relaciones entre los cónyuges. El misterio nupcial de amor entre Cristo Esposo y la Iglesia Esposa fundamenta el misterio del matrimonio cristiano. En una visión de fe, la comunión de amor y de vida entre los cónyuges tiene como misión propia, por su naturaleza profética, expresar y hacer actual la unión entre Cristo y su Iglesia. Deberíamos reflexionar sobre la manera en que la Iglesia es verdaderamente una comunión de vida y de amor. Por una parte, en la Iglesia se transmite la vida eterna, pues está fecundada por el don del Espíritu Santo. Por otra parte, la Iglesia es esencialmente una comunión de amor, en la medida en la que el amor infinito la ha hecho nacer del costado traspasado del Redentor. Es interesante observar que en los escritores sagrados y en la gran tradición de los Padres, la unión entre Dios y la Iglesia siempre ha sido descrita en términos inspirados por el amor nupcial. Por ejemplo, en el contexto de una enseñanza conyugal, Pablo hace referencia al modelo de Cristo que cuida de su Iglesia. La Iglesia se alimenta de la espera escatológica de estar eternamente unida a su Señor. De este modo, la unión entre Cristo y la Iglesia se presenta como la celebración de las bodas eternas del Cordero. La analogía entre el amor del Señor por la Iglesia y el amor del esposo por su esposa es una piedra angular de la teología cristiana del matrimonio en san Pablo. Sin embargo, también en este campo de los sacramentos la aportación de la teología del cuerpo de Juan Pablo II es muy original. Comienza con el lazo que une al cuerpo con el sacramento. Como es sabido, todo sacramento presupone una realidad corporal: el sacramento es signo de algo, es una realidad visible que hace referencia a otra realidad escondida. El Papa medita en la Carta a los Efesios. Observa que la realidad invisible que tiene que significar el sacramento es la caridad de Cristo, su amor infinito. Ahora bien, ¿acaso el signo visible del amor de Cristo no es su cuerpo muerto y resucitado? El cuerpo muerto en la Cruz puede ser interpretado sin dificultad como la consecuencia del amor de quien ha entregado la propia vida por la salvación del mundo. Sin embargo, el hecho de que el mismo cuerpo haya resucitado muestra que es también sacramento del amor del Padre, pues el Hijo se ha ofrecido como sacrificio al Padre. La resurrección de Jesús testimonia que su oración al Padre ha sido escuchada. 
El misterio eclesial del amor de los esposos puede ser ampliado, como hace Juan Pablo II, hacia una dirección eucarística. San Pablo recuerda el deber de los maridos de amar a las mujeres como a su propio cuerpo. De este modo, el esposo que ama a su mujer se ama a sí mismo, alimenta su propia carne y, como dice el apóstol, “la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia” (Efesios, 5 29-32).
En su sentido propio, la palabra cuerpo indica el cuerpo sexuado del hombre y de la mujer, que les permite, al unirse, conformar una sola carne. En sentido metafórico la Iglesia es llamada Cuerpo de Cristo. Esto sugiere el lazo profundo que une a todos los hombres con el Hijo de Dios. Ya hemos evocado cómo la unión sexual entre el hombre y la mujer debe ser entendida como el don recíproco que cada uno de los dos hace al otro. Sin embargo, la frase de Pablo, según la cual, “nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño”, hace referencia implícitamente a la Eucaristía: con su cuerpo Cristo alimenta a la Iglesia. El Papa observa que la analogía entre la relación hombre-mujer y la relación Cristo-Iglesia contribuye a iluminar el misterio divino, en el sentido de que nos enseña algo sobre el amor recíproco que une a Cristo con la Iglesia. Al mismo tiempo, sin embargo, nos enseña también la verdad esencial del matrimonio, cuya vocación consiste en reflejar el don de Cristo a la Iglesia junto al amor de la Iglesia por Cristo. Si el sacramento tiene como fin expresar este misterio divino, tenemos que admitir que no podrá hacerlo nunca completamente. El misterio, de hecho, siempre sobrepasa al sacramento. Pero Juan Pablo II completa su análisis con la observación de que el sacramento, en realidad, va más allá de su significado. No se contenta con proclamar el misterio de manera significativa; está destinado a realizarlo en el hombre.  Y de este modo, en virtud del bautismo de los esposos, su íntima comunión de vida y de amor fundada por el Creador, como ha mostrado Juan Pablo II, es elevada y asumida por la caridad nupcial de Cristo que la apoya con su fuerza de redención. La luz de la Redención consiente al Papa dar a la teología del cuerpo su dimensión más profunda. El centro de la atención se concentra aquí en la Última Cena. En el momento de la comunión más intensa con los discípulos, Jesús anticipa la entrega libre que hace de sí mismo. No sólo afirma que el pan y el vino que les da de comer y de beber son su cuerpo y su sangre, sino que expresa el valor de sacrificio, haciéndolo sacramentalmente presente. El cuerpo entregado y la sangre derramada ya no sólo tienen el significado de un símbolo: se ofrecen como comida y bebida para los discípulos que, unidos a Jesús y entre sí, se unen corporalmente con él. Quedar unido corporalmente con Cristo quiere decir estar asociado a su propio sacrificio redentor. La unidad en la caridad es exigida para recibir digna y eficazmente el cuerpo y la sangre de Cristo. Este don se hace a toda la Iglesia, Esposa de Cristo. El Papa muestra de este modo que la esencia de la Eucaristía es nupcial, pues es el don que el esposo hace a  su esposa y que la esposa acoge en la fe. 
Sin esfuerzo podéis imaginar el interés de esta reflexión para una auténtica espiritualidad conyugal. Sólo presento algunas sendas de exploración: la Eucaristía refuerza y regenera la comunión entre los esposos; revela a los esposos cristianos la verdadera identidad eucarística del matrimonio; es en cierto sentido memoria del don que los esposos se han hecho uno al otro; la luz eucarística permite concebir la unión de los esposos en su dimensión adecuada de entrega total, abierta a una fecundidad que la trasciende.  
[Traducción del original italiano realizada por Inma Álvarez y Jesús Colina]

Congreso en el Vaticano sobre ancianos y enfermedades neurodegenerativas Organizado por el Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios, rechaza el encarnizamiento terapéutico y propone el acompañamiento para evitar la tentación de la eutanasia

21 NOVIEMBRE 2013 

La 28 conferencia internacional centrada sobre los ancianos y personas con enfermedades neurogenerativas inició hoy en el Vaticano y durará hasta el próximo sábado. La misma es organizada por el Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios, cuenta con la participación de más de 400 personas entre los cuales muchos especialistas de los más diversos países y lleva por título “La Iglesia al servicio de la persona anciana y enferma: la curación de las personas con patologías neurodegenerativas”.
“El futuro de las personas ancianas enfermas, paradojalmente empeoró, aumentando la tentación de recurrir a la eutanasia” indicó este jueves el presidente del Pontificio Consejo de los Operadores Sanitarios, Zygmunt Zimowski. “Hoy durante la santa misa -dijo- hemos verdaderamente rezado y gritado al mundo: ‘No a la eutanasia’, porque es una vergüenza de nuestro tiempo”.
Recordó que son transformaciones que se registraron a partir de la segunda parte del siglo pasado, en particular en los países desarrollados en los que se ha registrado una reducción del soporte social que la familia aseguraba, con la consiguiente marginación de las personas ancianas.
El arzobispo polaco añadió que mientras antes la vejez era considerada como “un período de sabiduría”, hoy en cambio es considerada como una “fase de decadencia” y en una sociedad que pone en el primer lugar la productividad, los ancianos pueden ser empujados a interrogarse “si su existencia es aún útil” y por lo tanto caer en la tentación de considerar la eutanasia como una liberación.
Consideró que por lo tanto es muy importante el acompañamiento que los familiares y amigos pueden ofrecer a los ancianos, así también como darles un seguimiento espiritual para descubrir en el sufrimiento “una participación a la pasión de Cristo y por lo tanto a la redención”. Recordó que el sufrimiento lleva a interrogarse sobre el sentido que uno tiene, lo que “puede llevar a la desesperación… o a acercarse al Señor”.
En la fase terminal por lo tanto la persona se encuentra expuesta a dos peligros: el encarnizamiento terapéutico y la eutanasia. Sobre el primero “la Iglesia nunca estuvo a favor de un tal exceso terapéutico que va contra la dignidad de la persona humana”.
En cambio sobre la tentación del suicido asistido la Iglesia recuerda “el principio inalienable de la sacralidad e inviolabilidad de la vida”. Se anima además a las familias a cuidar a sus ancianos. Y cuando la familia no puede o no quiere hacerlo, la pastoral se orienta a un acompañamiento en las estructuras sanitarias”. Pero no se trata solamente de aliviar el dolor físico, concluye Mons. Zimowski, sino también de acompañar a las personas con competencia y amor.  
(RED/HSM)

Las cartas de Juan Pablo II y las llamas de la murmuración El Vaticano sobre el documental de la BBC: “No hay que maravillarse de que Juan Pablo II haya tenido amistades estrechas con diversas personas, sea hombres que mujeres”

16 FEBRERO 2016 

La señora Tymieniecka
La Señora Tymieniecka
La cadena británica BBC lanzó primero un texto después presentado en televisión con el título: «Cartas de Juan Pablo II revelan su “intensa” amistad con una mujer» («Pope John Paul letters reveal ‘intense’ friendship with woman», 15.02.2016).   El programa fue transmitido la noche del lunes 15 de febrero de 2016. En el reportaje de la BBC se orilla sutilmente a poner en duda el tipo de relación que Wojtyla mantuvo con la filósofa americana de origen polaco Anna Terese Tymieniecka y fue usado para atraer la atención hacia un programa de televisión dedicado enteramente a la “intensa” amistad de un eclesiástico con una mujer casada.
Para echar a volar la imaginación del lector o televidente, el documental juega con los datos que presenta sobre la amistad Wojtyla-Tymieniecka. A pesar de abiertamente reconocer que no han leído todas las cartas (por eso sólo extracta algunos párrafos que, fuera de contexto resultan llamativos), la BBC y el presentador Ed Stourton se valen de expresiones como «relación de un Papa con una mujer atractiva» o de presentar maliciosamente la invitación que Anna Terese hizo al entonces Cardenal Karol Wojtyla para pasar unos días de descanso en su casa en los Estados Unidos (publicando también algunas fotos de ese entonces) e incluso subraya que, ya como Papa, Juan Pablo II regaló «una de sus más valiosas posesiones» a Tymieniecka: un escapulario.
La realidad es, sin embargo, menos morbosa: la mujer atractiva estaba casada, tenía tres hijos, y Juan Pablo II se relacionó no exclusivamente con Anna Terese sino con toda su familia. Cuando en 1976 el filósofo Wojtyla visitó los Estados Unidos no fue por ocio sino para asistir a un congreso de los obispos católicos americanos. Aprovechando el traslado visitó también a la familia de Anna Terese y, de hecho, el que alguien más les tomó unas fotos refleja que no estaban solos. Naturalmente algún valor tiene el escapulario pero tal vez no más que el que la suposición de segundas intenciones quiera darle. La práctica de regalos de ese tipo no es algo excepcional en eclesiásticos. Curiosamente, a pesar de inducir a encontrar segundas intenciones en todo, el mismo reportaje de la BBC dice explícitamente que «No hay ninguna sugerencia que el Papa rompió su voto de celibato».
Juan Pablo II y Anne Terese entraron en relación debido a que ésta se interesó por la obra de «Persona y acción» de Wojtyla. De hecho, juntos trabajaron en la revisión de la obra y en su traducción al inglés.
El vice-director de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke, refirió este lunes 15 de febrero a la prensa: «Por cuanto respecta al documental de la BBC no hay que maravillarse de que Juan Pablo II haya tenido amistades estrechas con diversas personas, sea hombres que mujeres. Nadie puede sorprenderse de esta noticia».
Por su parte, la Biblioteca Nacional de Polonia, en donde se encuentra el epistolario completo entre Tymieniecka y Wojtyla (y al que no tuvo acceso la BBC), ha emitido un comunicado que dice: «Juan Pablo II estaba rodeado de un círculo de amigos eclesiásticos y laicos, con los que tenía un estrecho contacto. Este círculo incluía también a Anna Teresa Tymieniecka, pero la relación con ella no era ni confidencial ni excepcional».
No es la primera vez que se lanzan murmuraciones en esta misma dirección contra Juan Pablo II. Algo análogo pasó en 2011 al darse a conocer el epistolario que el hoy santo tuvo con la doctora Wanda Poltawska (que luego se convertiría en libro «Diario de una amistad»). Por tanto, el intento descoop de la BBC ni siquiera tiene el sello de la originalidad. Tal vez debamos más bien identificar el trabajo de la cadena británica en la línea de periodismo big brother cuya única finalidad es entretener, no informar, encendiendo las llamas de la murmuración.

lunes, 15 de febrero de 2016

Lo que dice el papa Francisco sobre el tema

Revelan que Papa Juan Pablo II mantuvo una intensa amistad con una filósofa estadounidense

La correspondencia muestra "un combate para contener lo que era seguramente una relación muy intensa", agrega el periodista/ Foto. AP
La correspondencia muestra "un combate para contener lo que era seguramente una relación muy intensa", agrega el periodista/ Foto. AP
Un reportaje periodístico califica la relación que se extendió por más de 30 años como "intensa", y según la investigación Karol Wojtyla y Anna Teresa Tymieniecka fueron más que amigos pero menos que amantes

El Papa Juan Pablo II mantuvo durante más de 30 años una amistad calificada como "intensa" con una filósofa casada, Anna Teresa Tymieniecka, sin que haya pruebas de que rompió el voto de castidad, según cartas reveladas en un reportaje de la televisión británica BBC que será difundido este lunes.
Estas cartas "son la ventana más extraordinaria sobre la vida privada de una de las personas más célebres de la Historia", afirma el periodista Edward Stourton, que descubrió las cartas, en el programa Panorama de la BBC.
Más de 350 cartas escritas por Juan Pablo II a la estadounidense de origen polaco Anna Teresa Tymieniecka, fueron halladas en la biblioteca polaca a la cual la filósofa las había legado en 2008. "Querida Teresa, recibí las tres cartas. Escribes que estás desgarrada pero no he podido encontrar ninguna respuesta a tus palabras", escribe el futuro Juan Pablo II en una carta fechada en 1976, en que la describe como "regalo del cielo".
"Eran algo más que amigos, pero menos que amantes", dice Stourton, que insiste en que no encontró en las cartas ninguna prueba de que Juan Pablo II rompiera el voto de castidad.
La correspondencia muestra "un combate para contener lo que era seguramente una relación muy intensa", agrega el periodista.
La primera carta está fechada en 1973, año del encuentro entre Anna Teresa Tymieniecka y Karol Wojtyla, futuro Juan Pablo II. La última carta fue escrita unos meses antes de la muerte de Juan Pablo II, ocurrida el 2 de abril de 2005

papa

El Papa realizó estas declaraciones tras su visita a México, cuando ya estaba 
en el avión que debía llevarle de regreso a Roma.

Anticonceptivos, pedofilia y otros temas polémicos
Durante la misma ronda de preguntas, el papa Francisco fue consultado sobre el uso de anticonceptivos para prevenir la transmisión del virus zika. En su opinión, en este caso se debe aplicar el criterio del "menor de dos males".

Juan Pablo IIImage copyrightFoto cedida por Bill y Jadwiga Smith
Image captionEl papa Juan Pablo II mantuvo una relación de amistad durante 30 años con una mujer casada, con quien intercambió cartas.

Para ejemplificarlo, habló del papa Pablo VI, quien permitió a las monjas en África usar métodos anticonceptivos para evitar embarazos tras violaciones.
Mientras que el aborto "es un crimen, un mal absoluto", dijo Francisco, los métodos anticonceptivos no lo son.
Por otra parte, habló sobre la relación de amistad del papa Juan Pablo II con una mujer casada durante 30 años. El papa dijo que el asunto era conocido y que "un hombre que no sabe tener un vínculo de amistad con una mujer (...) es un hombre que se pierde de algo".
Y agregó: "El papa es un hombre. El papa precisa de los aportes de una mujer. Y el papa, además, tiene un corazón que puede tener una relación de amistad sana y sagrada con una mujer".
Francisco también habló de la pedofilia dentro de la Iglesia y la catalogó de una "monstruosidad" que "destruye" a los niños. En su opinión, los obispos que relocalizan a sacerdotes pedófilos de parroquia en parroquia, deberían renunciar.
Tras agradecer al papa Benedicto XVI por su trabajo en este tema, Francisco afirmó: "Le agradezco a Dios por destapar este tema y debemos continuar en este camino. Debemos ser conscientes de esta monstruosidad, porque un sacerdote está consagrado para guiar a un niño hacia Dios y es allí que se lo devora con un sacrificio diabólico".












miércoles, 10 de febrero de 2016

La bióloga e inmunóloga Franca Puccio, del Instituto de Neurología y Neurociencia Aplicada, ubicado en San Bernardino, explica que los síntomas de las alergias a los alimentos suelen ser muy variados, tanto en la forma de manifestarse en el cuerpo humano como en los órganos afectados.

Las alergias también se manifiestan en el estómago

Los frutos secos son algunos de los alimentos que causan rechazo gastrointestinal.

imageRotate
Si los síntomas no se tratan a tiempo los dolores pueden intensificarse cada día más CORTESÍA
GABRIEL BARRETO |  EL UNIVERSAL
miércoles 10 de febrero de 2016  07:12 AM
Congestión nasal, estornudos, asma, inflamación de labios, boca, lengua y cara son algunos de los síntomas asociados a la alergia. Pero no son los únicos, pues la diarrea, las náuseas, los vómito, cólicos y gases también pueden estar relacionados con esta condición.

La bióloga e inmunóloga Franca Puccio, del Instituto de Neurología y Neurociencia Aplicada, ubicado en San Bernardino, explica que los síntomas de las alergias a los alimentos suelen ser muy variados, tanto en la forma de manifestarse en el cuerpo humano como en los órganos afectados. 

"Se ha evidenciado que síntomas gastrointestinales como el colon irritable, reflujo, gastritis y frecuente dolores abdominales, pueden estar relacionados con el consumo de algún alimento al que se es alérgico", expresa Puccio, quien agrega que a pesar de la amplia variedad de alimentos que solemos digerir sólo unos pocos son responsables de la mayoría de las reacciones alérgicas. 

Entre los alérgenos alimentarios más importantes se encuentran la leche, huevo, carne, pescados y mariscos (de origen animal), así como los frutos secos, cereales, frutas y legumbres (de origen vegetal). 

No quiere decir ello, explica Puccio, que la leche o los cereales siempre ocasionarán alergia, pues todo va depender de los hábitos de consumo de una comunidad, pues se ha establecido que existen países que tienen más reacciones alérgicas hacia ciertos tipos de alimentos que otros. 

"Dada las tendencias nutricionales de incorporar frutos secos a la dieta diaria, en Venezuela ha habido un aumento de las reacciones alérgicas a productos como maní, nueces y avellanas, que antes no se veía", explica la inmunóloga a manera de ejemplo. 

Y la sensibilización a alimentos es distinta en niños y adultos. Durante la lactancia o el primer año de vida, las proteínas de la leche de vaca son los alérgenos más importantes. Mientras que en niños de más edad se agregan las proteínas de huevo y de pescado. Y en jóvenes y adultos los frutos secos (almendra, nuez, maní, etc.), leguminosas, mariscos (crustáceos) y frutas.

A esta lista se debe sumar el trigo y las frutas cítricas como la piña, limón y naranja, responsables de las principales alergias de alimentos que ocurren en el país, según el alergólogo Rafael Rojas, quien apunta que "en los niños las alergias pueden manifestarse con gastritis y reflujo gastroesofágico, mientras que en los adultos con reflujo y colon irritable".

Y los síntomas pueden intensificarse si la alergia no es tratada a tiempo y hasta desembocar entonces en dolores de estómagos agudos, hiperacidez y reflujo gastroesofágico constante, agrega el especialista. 

Franca Puccio, quien también es profesora de la Universidad Central de Venezuela(UCV), resalta que por todo ello es importante determinar a edad temprana cuáles son los elementos que causan alergias en nuestro organismo, pues si un grupo de alimentos tiene en común cierta proteína se puede desarrollar una reacción sin necesariamente haber estado expuesto antes a su consumo.

Es lo que ocurre con los pacientes alérgicos al polen, que reaccionan igualmente a la ingesta de alimentos como manzana, kiwi, zanahoria, melón, durazno, plátano, pepino, pera, almendra, avellana, entre otros productos que estuvieron expuestos antes al polen. 

Un revolucionario aparato del tamaño de un fósforo permitirá que los pacientes que sufren de parálisis puedan caminar mediante las órdenes que emiten sus propios cerebros, informaron fuentes académicas australianas, divulgó Efe.

Un aparato hará que paralíticos caminen usando su mente

El dispositivo será implantado cerca de la corteza motora en el cerebro

imageRotate
El dispositivo es pequeño y tiene forma de antena EFE
EL UNIVERSAL
miércoles 10 de febrero de 2016  12:00 AM
Sídney.- Un revolucionario aparato del tamaño de un fósforo permitirá que los pacientes que sufren de parálisis puedan caminar mediante las órdenes que emiten sus propios cerebros, informaron fuentes académicas australianas, divulgó Efe.

El dispositivo, llamado estentrodo, será implantado en los conductos sanguíneos cercanos a la corteza motora, la parte del cerebro que controla los movimientos, a un grupo de pacientes tetrapléjicos a finales de 2017, según un comunicado de la Universidad de Melbourne, que participa en este proyecto.

El aparato implantado mediante un catéter captará las señales cerebrales para que los pacientes puedan desplazarse tras la emisión de órdenes de sus mentes a una especie de esqueleto externo robótico unido a sus extremidades.

El estentrodo es capaz de registrar las señales eléctricas cerebrales en los conductos sanguíneos cercanos al cerebro, los cuales son capturados a través de unos electrodos externos. Después las señales son decodificadas por un ordenador, que los transmite de forma inalámbrica a través de la piel al esqueleto artificial para permitir el movimiento.

La técnica, desarrollada conjuntamente por la Universidad de Melbourne, el Hospital Real de Melbourne y el Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental, también podría ayudar a los pacientes con Parkinson, enfermedades neuromotoras, desórdenes obsesivos y depresión.

También se espera que el aparato, ideado por el neurólogo australiano Tom Oxley, pueda ayudar a predecir y gestionar los ataques epilépticos.

El supervisor del proyecto, Terry O'Brian, del Hospital Real, calificó esta técnica como un "santo grial" de la medicina porque "por primera vez hemos sido capaces de demostrar y desarrollar un aparato que puede ser implantado sin tener que realizar una gran operación".

La técnica, que ha sido publicada en la revista científica Nature Biotechnology, ya fue experimentada en animales y si tiene éxito en la primera prueba con seres humanos será comercializada en los siguientes seis años.